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¿Qué tipo de piel tienes?

Definimos la piel de dos formas: según su tipo y según su estado.

El estado de la piel afecta a todos los tipos de piel. Normalmente vinculado al entorno, puede ser temporal o volverse permanente. Asimismo, la piel puede presentar falta de luminosidad, estar deshidratada y/o sensible, presentar pequeñas arrugas, arrugas, manchas de pigmentación, falta de firmeza poros dilatados.

Piel seca

  • Disfunción de la producción de lípidos a nivel de la epidermis.

  • Poro de piel liso y fino.

  • Un aspecto mate.

  • Sensaciones constantes de incomodidad, sequedad y tirantez sobre todo el rostro.

  • Irritaciones y sensibilidad cutánea sobre todo el rostro.

  • Aparición de pequeñas arrugas y piel áspera por todo el rostro.

  • La sequedad cutánea se ve fomentada por factores tales como la edad, los limpiadores y tónicos no adaptados, la alimentación, el sol, los climas extremos y una protección inadecuada a éstos.

 

Piel mixta y grasa

  • Produce demasiado sebo.

  • Factor genético, pero también puede deberse a factores internos (cambios hormonales) y externos (clima cálido y húmedo, utilización de productos limpiadores demasiado agresivos o no adaptados que desequilibran la piel).

  • Sobreproducción de sebo, que se traduce por una piel brillante, fundamentalmente en la zona media del rostro.

  • Poros dilatados.

  • Imperfecciones cutáneas (puntos negros, espinillas, irritaciones localizadas).

  • Tez apagada.

 Hablamos de "piel mixta" cuando la piel de la zona media del rostro presenta tendencia a ser más grasa que la piel del resto del rostro.

Piel normal

  • Aspecto mate y luminoso. La piel está radiante, sin tensiones ni brillos.

  • Este tipo de piel "perfecta" es poco frecuente, salvo en los niños.

  • Pueden volverse secas en invierno o sufrir deshidratación.

Piel deshidratada

  • La piel deshidratada es aquella que experimenta carencia de agua. Todos los tipos de piel pueden sentirse así, al menos ocasionalmente.

  • Sensación constante de incomodidad y tiranteces localizadas u ocasionales.

  • Pequeñas arrugas y aspereza de la piel en las zonas deshidratadas.

  • Tez apagada, carente de luminosidad.

  • Producción de sebo en la zona media.

  • La deshidratación cutánea se ve fomentada por la edad, los limpiadores y tónicos no adaptados, el sol, los climas extremos y una protección inadecuada a éstos.

Piel sensible

  • La sensibilidad cutánea afecta a todos los tipos de piel. La piel puede ser sensible de nacimiento, o haberse debilitado con el paso de los años por la utilización de productos cosméticos inadecuados, el modo de vida (estrés, tabaco o alimentación) o agresiones externas (clima, contaminación o exposiciones solares excesivas). 

  • La piel sensible puede resultar dolorosa, y aparecen las rojeces difusas de manera sistemática o en contacto con el agua, con el estrés o con los cambios climáticos.

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